El mundo es de los creativos, de los que tienen nuevas ideas, de los optimistas que buscan como mejorar las cosas.
Uno de los problemas de la educación de hoy en día es el recorte de alas que sufre la creatividad en cuanto se pisa un aula. Un sabio dijo que si alguien retrocediese en el tiempo 200 años el lugar donde se encontraría más cómodo seria en un aula de colegio: pupitres, niños callados escuchando un rollo de lo que sea, la pizarra, pocas preguntas, en silencio, obedeciendo patrones, asignaturas compartimentadas…, etc.
Gracias a las nuevas tecnologías esto está cambiando, cambia el soporte didáctico: ordenadores, tabletas. ¿Pero cambia la materia?, ¿cambia la forma? Estamos en la era del 2.0, la comunicación, la relación, transmitir, globalidad, cambio de roles, todos opinamos, todos compartimos, vendemos y compramos y ya no nos fiamos de los anuncios, comparamos, investigamos…
El aprendizaje de nuestros hijos debería ser igual, aprender a partir de la investigación, la comparación, la crítica… Las asignaturas no deberían estar compartimentadas, sino relacionadas ya que pocas de ellas son estancos, en nuestro mundo todo surge al mismo tiempo: la penicilina, la historia, las revoluciones, la química, los descubrimientos, y todo se entiende mejor en su globalidad, en su marco de la realidad.
Ojalá dentro de algunos años los niños/as en la ESO aprendan sobre la sociedad en la que viven y se culturicen, y el Bachillerato en el extranjero sea una buena preparación para la universidad.